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LA PARADOJA DE LA PLASTICIDAD CEREBRAL

  • Foto del escritor: María Teresa Jiménez García
    María Teresa Jiménez García
  • 2 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

¡Mucho cuidado!, se puede aprender tanto lo bueno como lo malo.

De la sesión didáctica del pasado lunes 26 de Octubre dedicada a NEURODIDÁCTICA, voy a dedicar unas líneas a la reflexión del concepto de PLASTICIDAD CEREBRAL que desarrolla Elsa Punset en el documental que estuvimos visionando en clase y que os incluyo a continuación.


El término de plasticidad cerebral ya apunta a una visión dinámica del término inteligencia. La inteligencia deja de verse como una variable “stock” de capacidad de entender, comprender, elaborar información y pensamiento abstracto que nos viene dada en nuestra herencia biológica. Ahora la inteligencia es vista tal como recoge la RAE en el punto 5 como “habilidad, destreza y experiencia”, es decir, como una capacidad dinámica y variable a lo largo de la vida en la que el sujeto va aprendiendo nuevos comportamientos y habilidades que van moldeando, conformando y haciendo crecer sus aprendizajes y su relación con el medio donde vive.


Esta valoración de las capacidad de aprendizaje de las personas de forma más flexible y amplia es estudiada y remarcada por autores como el profesor Gadner @DrHowardGadner al enunciar la Teoría de las Inteligencias Múltiples que tanto bien han hecho a la humanidad en general y al universo docente en particular, puesto que nos hacen enfocar, como formadores, nuestro rol fundamental en la educación emocional de las personas, en ese camino de intervención, acompañamiento, guía e impulso para llevar a nuestros alumnos al máximo potencial de sus habilidades y destrezas.


Volviendo al documental de Elsa Punset, nos indica que esa plasticidad que tiene nuestro cerebro, nos lleva a que podamos aprender tanto lo bueno como lo malo. Es decir, que el aprendizaje ha de partir de un esfuerzo deliberado y voluntario por desarrollar nuevos comportamientos en nuevos entornos y con el desarrollo de nuevos hábitos. Si dejamos que el cerebro y nuestra mente se siga moviendo en su “zona de confort”, en lo que sabe hacer, en aquél camino que siempre recorre nuestro trineo, no solamente no habrá nuevo aprendizaje, sino que el cerebro empezará a debilitarse, deteriorarse y envejecerse por “falta de buen uso”.


Las personas necesitan, de esta forma, salir de su zona de confort y adquirir nuevos hábitos relacionados con su entorno (en el trabajo, con los amigos, la pareja, la familia,…) que le impulsen a un cambio en sus vidas, que es donde se produce el aprendizaje significativo.


Si además ese cambio se origina en una situación personal de receptividad y de deseo de mejora, entonces se creará esa “magia” de exponenciación de los efectos positivos del cambio, que será generadora a su vez, como onda expansiva positiva, de enriquecimiento para el entorno y los demás.


Relacionado con esto último os dejo otro video donde podemos ver ese proceso de salida de zona de confort a la zona de aprendizaje y más allá, a la zona mágica y atrevida donde ocurren las cosas más increíbles y bellas que todo ser humano puede alcanzar si está decidido y persevera en hacerlo posible.


¿ TE ATREVES A SOÑAR ?


 
 
 

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